No estás fallando, estás aprendiendo a ser tú

No estás fallando, estás aprendiendo a ser tú

A veces sentimos que vamos tarde. Que no estamos donde deberíamos. Que ya era momento de haber logrado ciertas cosas, de haber sanado, de haber entendido, de haber llegado. Y ese pensamiento se vuelve una carga constante, silenciosa, que nos dice: “Estás fallando”.

Pero hoy quiero decirte algo que tal vez nunca te dijeron con suficiente claridad: no estás fallando, estás aprendiendo a ser tú. Y ese proceso no se mide en años, en títulos ni en aplausos. Se vive por dentro. Y toma tiempo. El que sea necesario.

Desde pequeños crecemos rodeados de frases que nos marcan: “A tu edad ya deberías saber”, “ya tendrías que haber hecho”, “eso no es normal a estas alturas”. Y sin darnos cuenta, empezamos a perseguir un modelo de vida que no nace de nuestro corazón, sino de lo que otros esperan de nosotros.

Nos convertimos en expertos en decepcionarnos a nosotros mismos por no cumplir con cronogramas que no diseñamos. Y eso nos hace olvidar que cada quien tiene su propio ritmo. Que no hay una sola manera de ser feliz, ni un solo camino para construirnos.

Lo que tú llamas “fracaso” puede ser simplemente el tiempo que necesitabas para reconocerte, para sincerarte, para empezar de nuevo sin miedo.

Fallé muchas veces. Me equivoqué. Me tropecé con las mismas piedras y dudé de mí. Pero fue precisamente en esos momentos donde más aprendí. No por el error en sí, sino por lo que decidí hacer después de él.

Porque cada vez que te caes, tienes dos opciones: hundirte en la culpa o crecer desde la conciencia. Y aunque la segunda opción cueste más, es la que te transforma. Es ahí donde dejas de actuar por obligación y empiezas a actuar por convicción.

Cometer errores no significa que no vales. Significa que te estás arriesgando, que estás probando, que estás caminando. Y caminar, aunque sea lento, es mejor que quedarse paralizado esperando la perfección.

En un mundo donde parece que quien corre más rápido es el que gana, yo prefiero caminar lento pero con sentido. Prefiero perder algunas carreras, si eso significa conservar mi paz. Prefiero tardarme un poco más, si eso me permite reconocerme en cada paso.

No estás aquí para cumplir con una lista impuesta. Estás aquí para descubrir quién eres, qué amas, qué te sana, qué te mueve. Estás aquí para vivir con alma, no para sobrevivir en automático.

A veces, lo único que necesitas es que alguien te diga: estás haciendo lo mejor que puedes, y eso ya es mucho. Nadie más puede escribir tu historia. Nadie más siente lo que tú sientes. Y nadie más está capacitado para decirte si vas bien o mal, porque tú eres el único que sabe lo que ha costado cada paso.

No estás fallando. Estás avanzando. Estás aprendiendo. Estás creciendo. Estás eligiéndote, incluso cuando es difícil. Y eso… eso es un acto de amor propio inmenso.

Si hoy te sientes detrás de todos, recuerda esto: la vida no es una competencia, es un viaje. Y el único trayecto que importa, es el que te lleva a ti mismo.

Gracias por darte el tiempo de llegar hasta aquí. Gracias por permitirte sentir. Si este mensaje resonó contigo, no lo ignores. Atesóralo. Compártelo con alguien que necesite escucharlo.

Y cuando quieras volver, aquí estaré. Escribiendo desde el alma, para ti.

Marlon Zometa

Hola, soy Marlon Zometa, Blogger y Creador de Contenido apasionado por inspirar, conectar y transformar vidas a través de mensajes auténticos y reflexiones profundas. En este espacio comparto contenido único diseñado para motivarte y ayudarte a ver la vida desde nuevas perspectivas. Conecta conmigo: facebook instagram twitter youtube tiktok pinterest external-link external-link

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente