Lo que entendí el día que dejé de esperar aprobación

Lo que entendí el día que dejé de esperar aprobación

Recuerdo claramente aquel día. No fue un momento dramático ni una gran revelación. Fue una de esas tardes normales, sin nada especial. Estaba revisando un proyecto en el que había trabajado con dedicación durante semanas. Al terminar, miré a mi alrededor esperando algo. Un comentario. Un reconocimiento. Un simple “bien hecho”. Pero no llegó. Nadie lo notó. Nadie dijo nada.

Y ahí, en ese silencio incómodo, entendí algo que me cambió. Había vivido muchos años esperando aprobación sin darme cuenta. Y ese día, por primera vez, decidí dejar de hacerlo.

Desde pequeños nos enseñan a buscar aprobación. A esperar una sonrisa de nuestros padres, una buena nota del maestro, un aplauso del público. Sin darnos cuenta, muchas de nuestras decisiones empiezan a girar alrededor de esa necesidad invisible de ser validados.

Yo también lo hacía. Publicaba algo esperando que gustara. Tomaba decisiones esperando que los demás las aprobaran. Cambiaba cosas de mí para encajar, aunque por dentro supiera que no eran honestas. Me preguntaba constantemente si estaba “a la altura”, si era “suficiente”.

Pero en algún momento te cansas. No del mundo, sino de ti mismo. De ignorarte para no incomodar. De decir “sí” cuando en realidad quieres decir “no”. De reprimir lo que eres para mantener una imagen que ni siquiera te representa.

Ese cansancio no es debilidad. Es una señal. Una alarma que te avisa que estás listo para un nuevo tipo de libertad.

Una de las cosas más poderosas que descubrí es que mi valor no se incrementa cuando alguien lo reconoce, ni desaparece cuando alguien lo ignora.

No todos van a entender tu camino. No todos van a celebrar tus pasos. Habrá quienes duden de ti, incluso cuando estés haciendo lo correcto. Y si te detienes cada vez que alguien no está de acuerdo, nunca llegarás a donde realmente perteneces.

Aprender a validar tu propia voz, tu propio esfuerzo, tu propio ritmo es un acto de amor propio profundo. Porque cuando dejas de vivir para agradar, empiezas a vivir para construir algo real.

Ese día que mencioné al inicio, algo dentro de mí hizo clic. No fue una transformación inmediata, pero sí el inicio de una nueva manera de caminar. Comencé a decidir con más calma. A crear sin pensar si gustaría o no. A expresarme sin pensar tanto en cómo sonaría.

Y lo más hermoso fue que, cuando dejé de buscar aprobación, empecé a conectar con personas de verdad. Personas que no me seguían por lo que fingía ser, sino por lo que realmente era. Descubrí que no tenía que ser perfecto para ser respetado. Solo tenía que ser honesto.

Dejar de buscar aprobación no significa volverse indiferente. Significa elegir desde dentro, vivir con verdad, caminar con integridad aunque el mundo no lo aplauda. Es soltar la necesidad de ser visto para empezar a verte tú mismo con otros ojos.

Hoy, si estás esperando que alguien te diga que vas bien, que estás haciendo un buen trabajo, que vales, que puedes… permíteme ser esa voz, pero sobre todo, permítete serlo tú.

Tu vida no necesita ser validada por los demás para tener sentido. Tu valor no se negocia. Y tu esencia merece ser vivida con libertad.

Confía en ti. Escúchate. Reconócete. Porque cuando dejas de pedir permiso para ser tú, empieza una vida más ligera, más auténtica, más tuya.

Gracias por leer esto. Gracias por llegar hasta el final. Si alguna vez te has sentido preso de las opiniones ajenas, si has postergado decisiones esperando aprobación, te abrazo desde aquí.
Este espacio existe para recordarte que no estás solo en este camino de descubrirte.
Comparte este mensaje con alguien que también necesite recordarlo.

Marlon Zometa

Hola, soy Marlon Zometa, Blogger y Creador de Contenido apasionado por inspirar, conectar y transformar vidas a través de mensajes auténticos y reflexiones profundas. En este espacio comparto contenido único diseñado para motivarte y ayudarte a ver la vida desde nuevas perspectivas. Conecta conmigo: facebook instagram twitter youtube tiktok pinterest external-link external-link

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente