Cuando el elefante olvida su fuerza
Hace algún tiempo, vi un video que me hizo detenerme por completo. Mostraba a un elefante adulto atado con una simple cuerda a una estaca en el suelo. El animal, enorme y poderoso, no hacía ni el más mínimo intento por liberarse. Lo impresionante era que aquella cuerda no habría podido contener ni a un perro inquieto. Bastaba con un leve tirón para que se soltara. Pero el elefante no se movía.
Entonces me enteré de la historia detrás de esa escena. Cuando estos animales son pequeños, los atan con una cuerda similar, solo que en ese entonces sí es lo bastante fuerte como para retenerlos. El elefante tira una y otra vez, hasta que se cansa y se rinde. Con el tiempo, aunque su cuerpo crece y su fuerza se multiplica, su mente sigue atrapada en la experiencia del fracaso. Ya no intenta escapar, porque aprendió que no puede, aunque ahora sí pueda.
Esa imagen me removió algo por dentro. Me di cuenta de que muchas veces he sido como ese elefante. Y quizá tú también.
A lo largo de la vida, enfrentamos situaciones que nos limitan, que nos hacen sentir pequeños, que nos convencen de que hay cosas que simplemente no son para nosotros. Tal vez alguien nos hizo creer que no éramos lo suficientemente buenos. Tal vez lo intentamos una vez y no funcionó. Tal vez nos convencimos de que no valía la pena volver a intentarlo.
El problema es que no volvemos a probar cuando ya sí podríamos lograrlo.
La cuerda no está en el suelo, está en la mente. Y la estaca no es más que una creencia vieja que seguimos arrastrando porque nunca nos detuvimos a cuestionarla. Nos volvemos expertos en auto limitarnos, en quedarnos donde “se supone” que debemos estar, cuando en realidad hemos crecido tanto que podríamos liberarnos si tan solo lo intentáramos una vez más.
La historia del elefante me dejó pensando durante días. Me hizo repasar todas esas veces que dije “yo no soy así”, “eso no es para mí”, “nunca me ha salido”. Me llevó a preguntarme si era cierto o si simplemente era una cuerda vieja atada a una estaca invisible.
Quizá no se trata de buscar más fuerza. Ya la tenemos. Se trata de cuestionar lo que creemos sobre nosotros mismos.
Gracias por acompañarme hasta aquí. Si esta historia despertó algo en ti, compártela con alguien que esté listo para romper una cuerda que ya no tiene sentido. Mañana volveré con otra historia que quizás también hable de ti, aunque esté escondida en la vida de algún otro ser viviente.